Si ya tiene una rutina de ejercicios, es posible que pueda seguir con ella luego de consultarlo con un médico. La cantidad de ejercicio que puede hacer dependerá de los factores de riesgo del embarazo, el tipo e intensidad del ejercicio y la condición física previa al embarazo.
Por ejemplo, si le gusta el montañismo o las maratones, posiblemente deba disminuir la intensidad. Si practica deportes con alto riesgo de caídas, como el esquí o el surf, el médico podría pedirle que ajuste su rutina.
Además, debe tener en cuenta que las hormonas del embarazo pueden aflojar las articulaciones y ligamentos, lo que aumenta el riesgo de lesiones.
Si no hace ejercicio con frecuencia, considere realizar un programa de ejercicios sencillo que puede planificar con su médico. Los beneficios son duraderos. El ejercicio frecuente prepara su cuerpo para el parto, le da energía, quita el estrés, ayuda a mantener el peso en niveles recomendados y facilita volver a estar en forma después del embarazo.