Durante las últimas tres décadas la informática ha cambiado drásticamente la vida de las personas, los procesos y las instituciones. Fue increíble la oportunidad que tuvimos de poder observar esta transformación en las áreas de comunicación, la banca, el comercio, la educación, la ingeniería, etc. En la salud, por supuesto, no fue diferente, a pesar de haber llegado un poco más tarde.
En materia de salud la informatización se inició en el sector de farmacia, laboratorio clínico y de imagen, que más tarde se unieron a los integrantes principales de los procesos de atención, la Historia Clínica Electrónica del Paciente (HCEP) y la Receta Electrónica del Paciente (REP).
¿Pero qué realmente hacen que los sistemas de ADC? Su objetivo es proporcionarles a los profesionales de la salud e incluso a los pacientes información específica para el caso, filtrada de forma inteligente y presentada en el momento adecuado, mejorando la eficiencia y la eficacia en la atención al paciente.
¿Y cómo se clasifican los recursos de ADC de un sistema informático? De acuerdo a la publicación de la HIMSS en 2005, se clasifican en:
Para lograr la plena aplicación de esta y de otras herramientas de ADC, hay varios desafíos. El primero es lograr la plena adopción de las herramientas básicas tales como la HCEP. Esta adopción es la base de todo, ya que la información estructurada es la mejor manera de obtener datos estadísticos fiables que pueden orientar la conducta de los tomadores de decisiones.
El segundo reto consiste en alcanzar la madurez institucional en la que todo el equipo de atención esté acostumbrado a actuar guiado por procesos que reflejen las mejores prácticas en materia de salud. Con estas premisas atendidas, las inversiones en tecnología, tales como códigos de barras, dispositivos móviles, entre otros, traerán los rendimientos deseados.
Haciendo la segunda parte antes de la primera, se puede dar lugar a residuos por no haber la plena utilización de estos recursos.
Otro punto de importancia es el de la integración de soluciones. La integración de los HCEP con equipos como monitores, ventiladores, equipos de anestesia y sistemas de imágenes (PACS), además de reducir la repetición del trabajo y aumentar la velocidad y eficiencia, puede mejorar en gran medida la calidad y la seguridad del proceso de atención.
Por lo tanto, la frase “Primum Non Nocere”, una de las más célebres de la medicina y transmitida por su padre, Hipócrates (460-377 aC), la que significa lo primero es no hacer daño, revelaba ya en la antigua Grecia que las actividades clínicas, desarrolladas con el objetivo de la curación y el alivio de las enfermedades, siempre trajeron, incrustados en todos los procesos, algunos riesgos para la salud de los pacientes. Es la misión de todos los profesionales proveedores de servicios de salud, así como todos los proveedores de soluciones, la más intensa atención y el compromiso más valiente para mitigar estos riesgos, buscando, siempre e inclusive, erradicarlas.